Ir al contenido principal

Pequeños pies ingleses, Marcelo Luján (Talentura)

Explorar la obra anterior de un autor tras el primer descubrimiento es un ejercicio fascinante para sus lectores, especialmente cuando el primer encuentro ha sido revelador, deslumbrante. Esta exploración nos permite entender el origen, el camino recorrido, supone una explicación a la propuesta narrativa con la que le hemos conocido. Si, como en el caso que nos ocupa, descubrimos unos antecedentes literarios inesperados, divergentes con respecto a la obra conocido, el camino es doblemente enriquecedor. Tiene mucho que ver con un recorrido literario que cuenta una historia de búsqueda personal. El escritor quiere, ante todo, contar una historia que muestre quién es, o quién anhela ser. Y el modo de contarlo nos dice a menudo mucho más del propio autor que la historia en sí misma.

Buscando obras anteriores a Subsuelo, la magistral y turbadora historia sobre la muerte y el pasado de Marcelo Luján (Salto de Página) llegamos a esta curiosa obra firmada años atrás por el autor, Pequeños pies ingleses, que nos ha dejado tan conmovidos como descolocados.


Olvidemos el género negro, la propuesta es absolutamente antagónica. Pequeños pies ingleses se compone de breves piezas de prosa poética en torno al vivencias en torno (en todas sus acepciones, sobre y alrededor del) al amor. Como si de un diccionario se tratase, el autor desgrana con la libertad que da la poesía sin rima ni métrica, pedazos de historias en torno al encuentro a la pérdida, a la conmoción que causa el amor en las vidas vividas.

Pasado, presente y futuro. Esos son los grandes bloques que Luján utiliza como brújula. Cada pieza tiene como compañía un dibujo (maravilloso el trabajo de Aurora López) cuyos trazos también cuentan una historia, complementaria pero también paralela, con vida propia. Alguna vez hablaremos de cuando un ilustrador escribe dibujando y enriquece las palabras que acompaña hasta fundirse con el relato. Estamos ante uno de esos casos.



Os recomiendo encarecidamente esta pequeña joya. Es inevitable que me acuerde de uno de los libros más especiales de biblioteca (y de mi vida), Tratado de culinaria para mujeres tristes, de mi querido Héctor Abad Faciolince. Desconozco si Marcelo y Héctor Abad se conocen, si se han leído, si han hablado alguna vez. Pero ellos (quizá sin saberlo) pertenecen a esa raza única de escritores que escriben desde las entrañas de la verdad literaria. Por eso estos dos libros están juntos en casa, vulnerando cualquier criterio racional de clasificación.



No quiero dejar pasar la oportunidad para hablar de Talentura, la editorial descubierta a raíz de este libro (otra vez los dobles descubrimientos, bendito azar). Interesantísimo catálogo para un sello pequeño en volumen pero grande en propuestas literarias. Hablaremos más de ellos sin duda, sus libros merecerán muchas páginas de este blog.

Comentarios

  1. No me asombra lo que señalas respecto de Luján, pero me gustaría saber por qué te ha gustado tanto el libro de Abad Faciolince que nombras.
    Por cierto, si ese estilo literario es de tu agrado, Konstantinos Kavafis no ha de disgustarte entonces.
    Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Resistencia, Scott Kelly (Debate)

" ... (de todos los riesgos asociados a mi condición de astronauta) nada puede compararse con el riesgo más inquietante: el de que algo malo pudiera sucederle a algún ser querido mientras estoy en el espacio, sin forma alguna de volver a casa." Me encanta compartir con vosotros una de las lecturas más estimulantes de los últimos meses. Resistencia, de Scott Kelly, es el testimonio en primera persona del astronauta que estuvo en el año 2015 un año en el espacio. Su experiencia en la Estación Espacial Internacional la transformó en uno de los libros más importantes que existen en torno a la relación del ser humano con la aventura espacial. Reconozco mi fascinación por la profesión de astronauta (¿quién no ha soñado con serlo y al menos jugado a serlo?) y Resistencia es probablemente -con permiso de algún otro que mencionaré después- el libro que mejor describe qué supone ser astronauta, qué motiva a serlo, a qué se renuncia. Es difícil resumir en unas pocas líneas todo lo que

Pensando el futuro

Como hemos hecho en otras ocasiones, vamos a iniciar un periodo de reflexión, de valoración de lo que somos, de lo que queremos ser y de cómo queremos ser en niundiasinlibro. Y es que la vida cambia muy deprisa y adaptarse no es una opción, sino una necesidad. Estamos buscando permanentemente maximizar nuestro entusiasmo, única manera de transmitir nuestra pasión. Aunque el alma del proyecto es el blog niundiasinlibro.com , y las redes sociales son el “soporte” al blog, nos hemos ido dando cuenta de que a veces parece justo al revés. Las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram) son soportes de difusión en sí mismos, y en el caso de Instagram ya se da el caso de que los proyectos generan contenido alrededor de una fotografía, sin más. Y eso incluye reseñas de libros. De ahí que estemos planteando varias alternativas de futuro:  Abandonar el blog y generar todo el contenido en Instagram, c rear un podcast,  un canal de Twitch (y venirnos arriba definitivamente), abandonarnos to

Tostonazo, Santiago Lorenzo (Blackie Books)

Se hace difícil volver a escribir en este blog después de un año, donde otros lugares, otros formatos, y probablemente otro público, fueron testigos de reseñas, reflexiones, pasiones y vivencias en torno a lo que me apasiona: los libros, las historias que contienen, la textura de sus páginas, su olor, la oscuridad de la noche solo iluminada por la luz que apunta a tu libro, quedarse dormido sobre él, la sensación única que transmite  terminar uno y darse cuenta que sin ellos no se qué sería de nosotros. Ha sido una breve conversación, de alguien que estuvo siempre cerca del nacimiento del blog (lo de él tiene más mérito, él escribe de verdad, aquí solo juntamos letras aprovechándonos de lo que otros escriben), la que ha activado el resorte para que todo vuelva a su sitio. Porque el sitio de todo siempre estuvo aquí. Y aquí volvemos. Gracias Salvador, tú sabes cuánto tienes que ver con este nuevo comienzo. Vamos allá. Qué bien le sienta el campo a Tostonazo Vuelve -volvemos a- Santiago