Ir al contenido principal

Carcassonne, el Juego de Mesa


Hoy os quiero hablar de mi juego de mesa favorito (ya lo sugería en una entrada anterior), y eso es mucho decir, con la cantidad de juegos que tengo y que me gustan. Pero es que Carcassonne es el juego total, el que no me canso de recomendar, porque es disfrutable para cualquier edad y se adapta perfectamente sea como sea el grupo que vaya a jugarlo.
 

Carcassonne, la caja


Carcassonne es el nombre de una preciosa ciudad francesa medieval (que os recomiendo visitar) y en Carcassonne (el juego) se trata de construir una ciudad. Así de sencillo.
Para ello disponemos de un montón de bloques cuadrados, cada uno con un dibujo diferente, que debemos colocar en la ciudad existente siguiendo una serie de normas sencillas. La mecánica es muy sencilla: 1) el jugador roba un bloque, 2) lo coloca en la ciudad como mejor le interese, 3) sitúa si le conviene un monigote de su color (los míticos meeples, te encantarán!), apropiándose así de uno de los elementos del bloque (castillo, carretera o campo). Así finaliza su turno, comenzando el del siguiente jugador.

Carcassonne es un puzzle gigante y diferente en cada partida, donde poco a poco se va construyendo una ciudad, y en la que cada castillo, carretera o campo completado proporciona puntos al jugador (o jugadores) que tengan más meeples viviendo en ellos. Insisto, no os asustéis con la explicación, porque  es MUY sencillo. Es el típico juego que se aprende jugando y en cinco minutos.

 
Una partida en desarrollo, ¿veis cómo se va formando la ciudad?
Además, como decía antes, se adapta a cualquier grupo: perfecto para dos (los piques pueden continuar después de la partida), divertidísimo para tres y genial para cuatro o más (con posibilidad de hacer equipos). Además, permite perfectamente que puedan jugar niños casi de cualquier edad, pudiendo adaptar de forma sencilla algunas normas para que el niño en cuestión disfrute plenamente.

Este es el precioso aspecto del final de una partida cualquiera

Os he hablado de la versión básica de Carcassonne. Es mi favorita y a la que más he jugado. Pero si os gusta (que os gustará) hay infinidad de ampliaciones que pueden añadirse y combinarse entre ellas con el juego básico y que transforman el juego para que nunca te canses de él (que nunca lo harás). Las ampliaciones añaden a tu ciudad princesas, dragones, catapultas, murallas que cercan la ciudad, ríos, comerciantes, cerdos.. UNA LOCURA.


La Torre, El dragón y la princesa, y
Constructores y Comerciantes,
nuestras expansiones
Y por si fuera poco, también hay disponible ediciones especiales del juego. Nosotros tenemos The Town, una joya hecha íntegramente de madera (incluida la caja) a la que dicho sea de paso, casi nunca hemos jugado.

Pocas veces recomiendo un juego con tanta seguridad, convencido de que si lo probáis se va a convertir en vuestro juego favorito durante muchos años.

Eso sí, debo advertiros, esta es la forma ideal de adentrarse en los llamados Eurogames (juegos de mecánica abstracta con un componente temático muy marcado para ambientar e involucrar al jugador). A poco que busquéis, entraréis en un mundo fascinante donde los juegos de toda la vida serán sólo un entrañable recuerdo.

Y aunque sea anecdótico, tengo que deciros que las ciudades que quedan construidas al final de cada partida son auténticas obras de arte!!

¿A qué estáis esperando? Haceos ya con vuestro Carcassonne y dejad boquiabiertos a vuestros familiares y amigos. A mí de momento ya me han entrado ganas de jugar una partida!

Comentarios

  1. Bueno, pues está claro que TENGO QUE TENERLO. Describes tan maravillosamente este juego que parece que te estás viendo en el salón de casa. Diría que hasta ahora es el que más ganas tengo de comprar, aunque siempre digo lo mismo, después de cada una de vuestras entradas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Los días antitochos

No me considero un lector selectivo en cuanto al número de páginas de los libros a los que me enfrento, porque un libro de ochocientas páginas puede derivar en una lectura apasionante y frenética mientras que un libro de cien puede resultar en una interminable agonía. No obstante, y aunque generalizar en esto puede hacernos caer en flagrantes injusticias, últimamente me confieso admirador de los libros de menos de trescientas páginas (con los de menos de doscientas puedo llegar a hacer la ola). Admiro el esfuerzo que hay detrás del ejercicio de síntesis que supone contar más con menos, y estoy un poco en contra de la cultura del tochaco. Los tres libros leídos esta semana responden a estas características, y son magníficos ejemplos de que en estos casos el tamaño sí importa, aunque sea justo al revés de lo que podáis estár pensando: Gordo de Feria, Esther García Llovet. He de confesar mi adicción por los libros de menos de 150 páginas. Debe ser porque en ese espectro me encontrado joya

Resistencia, Scott Kelly (Debate)

" ... (de todos los riesgos asociados a mi condición de astronauta) nada puede compararse con el riesgo más inquietante: el de que algo malo pudiera sucederle a algún ser querido mientras estoy en el espacio, sin forma alguna de volver a casa." Me encanta compartir con vosotros una de las lecturas más estimulantes de los últimos meses. Resistencia, de Scott Kelly, es el testimonio en primera persona del astronauta que estuvo en el año 2015 un año en el espacio. Su experiencia en la Estación Espacial Internacional la transformó en uno de los libros más importantes que existen en torno a la relación del ser humano con la aventura espacial. Reconozco mi fascinación por la profesión de astronauta (¿quién no ha soñado con serlo y al menos jugado a serlo?) y Resistencia es probablemente -con permiso de algún otro que mencionaré después- el libro que mejor describe qué supone ser astronauta, qué motiva a serlo, a qué se renuncia. Es difícil resumir en unas pocas líneas todo lo que

Picnic, El Triciclo, El Laberinto, Fernando Arrabal (Cátedra)

Después de la magnífica primera experiencia con Fernando Arrabal y su torre herida por el rayo   , me decidí a conocer su obra teatral, género que le ha consagrado como uno de los grandes dramaturgos del siglo XX.   El libro elegido ha sido la compilación que Ediciones Cátedra ha hecho de su obra teatral más temprana, compuesta por las legendarias obras Pic-Nic, El Triciclo y El Laberinto. Inconmensurable la labor de esta histórica editorial, en especial en su colección Letras Hispánicas , donde se recoge la literatura esencial en nuestro idioma (una de mis grandes sueños ocultos es llenar mi biblioteca con toda la colección, tal y como los encuentro en La Mancha , la librería más cercana que tengo).   Portada del libro de Arrabal   La experiencia ha sido de nuevo increíble, con algunos matices. Si os contaba que La torre herida.. me pareció una novela redonda, magistral, perfecta, estas 3 obras de teatro han supuesto para mi una verdadera catarsis. Leer el teatro de