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Don Draper que estás en los cielos

Martes 19 de Mayo. Mi pareja y yo acabamos de dormir a nuestros hijos - ella al bebé, yo al niño - y nos "reencontramos" en el salón para elegir qué serie vemos hoy. Son las 10 de la noche, hora perfecta para irnos a dormir con un buen sabor de boca; ¡Cuántos capítulos pendientes desde que nació Ana! Ella lo compensa todo, pero volver a ver series nos ha devuelto esos otros instantes de felicidad.
Haciendo un repaso a lo pendiente, surgen varias opciones: The Good Wife, nuestra apuesta segura, con el final de una espléndida sexta temporada, comenzar a ver Daredevil, de la que tan bien nos habla César, Better Caul Saul, aún sin empezar, para despedirnos como se merece de Breaking Bad, serie cuya sola mención debería venir seguida de dos minutos de silencio, y Juego de Tronos, esa maravilla que está haciendo historia con la que a buen seguro repetiremos "¿esto ha ya ha superado a los libros?" y con la que disfrutaremos como guarrillos en una charca.

Ayer finalizó el último capítulo de la séptima temporada de Mad Men. Lo tenemos disponible para ver. Los dos lo sabemos, pero ninguno quiere decirlo; porque sabemos que después ya no habrá más. Nuestro recorrido junto a Don Draper llega a su fin y nos resistimos a soltar su mano; por eso ninguno de los dos propone esta noche ver el capítulo.




Finalmente, de nada sirven las evasivas: los dos sabemos lo que hay que ver hoy.

No voy a hablar de Mad Men; se ha escrito mucho y muy bien. Sólo me atrevo decir que es lo más grande que nos ha pasado, que el ser humano contemporáneo se merecía una obra de tal magnitud, que el mundo de la ficción televisiva necesitaba a Mad Men como la literatura a los grandes clásicos.

Antes decía que con el final de la serie se acabó, nos asomamos al abismo; pero tras el final - EL FINAL - sabemos que nos vamos a volver a levantar para disfrutar lentamente de la caída de nuevo, aquella que se nos ha mostrado en cada entrada de cada capítulo, y hasta ahora no hemos querido verlo.
Si no has visto Mad Men, empieza hoy por favor. Hazlo y cuéntamelo, dime qué se siente cuando se llega al final; dime si lo has disfrutado. Porque yo, en este momento, con esta extraña mezcla de tristeza y de felicidad que lo inunda todo, no soy capaz de responder a la pregunta.

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