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No es una caja, de Antoinette Portis (Kalandraka)

Una caja de cartón es para un niño el juguete que contiene todos los juguetes, todos los juegos, todas las aventuras que pueda imaginar. Se llama juego simbólico a la capacidad de realizar representaciones mentales y jugar con ellas. Un niño que coge un palo y lo utiliza como micrófono está jugando espontáneamente al juego simbólico. Hace poco nuestro hijo comenzó a hacer sopas en sus cazuelas de madera. No sabeis la ilusión que me hizo darme cuenta que ya comenzaba a usar su imaginación. Y libros como el que os presento ahora nos ayudan a ello.

En No es una caja (Editorial Kalandraka), un niño - un conejo - trata de convencer a su madre de que la caja con la que juega en realidad no es una caja. Cuando se mete en ella es un coche de carreras, al subirse encima es una montaña, cuando la moja con una manguera la caja es un edificio en llamas que debe apagar, es un robot cuando se viste con ella, un globo, un barco, un elefante, una nave espacial... Mamá, ¿no ves que no es una caja?
Portada de No es una caja



No es una caja nos muestra a través de sus páginas el descubrimiento por parte de un niño del juego simbólico, tan importante en su desarrollo creativo; aquel que le permite tener aquello cuanto desee, con los únicos límites que marque su imaginación.

¡No es una caja, es una montaña!
No es una caja se ha convertido en el libro favorito de mi hijo. Con sus dos años, lo ha entendido desde el principio; él sabe que cuando en casa aparece una caja de cartón todo es posible. Al poco tiempo de comprar el libro se subió a una caja que tenemos en la habitación. Nos hizo reír y él, riendo también, dijo: ¡montaña! . Qué fáciles son las cosas casi siempre y qué difíciles las hacemos, ¿verdad?

Dice Marta Sanz que en el interior de cada niño habita el adulto que más adelante seremos. El problema es que a veces nos olvidamos de nuestra caja. Recuperadla, nunca es tarde para ello. Todo es posible con nuestra caja: aquella que contiene todos nuestros sueños, ser todo aquello que soñamos ser.

Gracias Kalandraka, gracias de nuevo por ayudarnos a padres e hijos a entender un poco mejor lo parecidos que somos, que las búsquedas y los descubrimientos son - a pesar de los años que nos separan - esencialmente los mismos.

Comentarios

  1. Pues sí, hay que recordar más a menudo (yo diría que a diario) que nuestra caja sigue ahí. Los que tenemos niños tenemos ventaja: aprovechémosla

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