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Lo que no está escrito, Rafael Reig (Tusquets)

Tras un pequeño traspiés de bloguero novato (una publicación fantasma, una semana sin publicar) hoy vuelvo a escribiros con el entusiasmo de un descubrimiento. Y esta vez no puedo atribuirme ningún mérito: no se trata de un autor desconocido, ni siquiera de un escritor maldito, olvidado por su generación y ninguneado por la crítica (aunque algo de maldito sí puede que tenga). Es el mismísimo Rafael Reig.
Después de haber leído Lo que no está escrito, su penúltima novela (publicada en 2012) no dejo de preguntarme cómo había podido cometer el terrible error como supuesto amante de la literatura de no acercarme a Rafael Reig. Ahora, tras la consumación del acto, no lo concibo. Rafael Reig se me ha revelado como un escritor sobresaliente y esta novela se ha convertido en el acto en uno de los mejores libros que he leído este año.



Portada de Lo que no está escrito

Lo que no está escrito nos cuenta la historia de Carlos, padre divorciado, que se dispone a pasar un fin de semana de excursión con su hijo Jorge. Al recoger a Jorge en casa de Carmen, su ex mujer, Carlos deja olvidado (de manera probablemente intencionada) el manuscrito de una novela, Sobre la mujer muerta, que Carmen no puede evitar comenzar a leer.
A partir de ahí comienza la narrativa a tres voces de Reig:
En primer lugar, somos testigos de la excursión de Carlos y Jorge, en la que poco a poco se nos revela una relación difícil y deteriorada con el paso del tiempo. Carlos no parece haber sido un padre ejemplar y con Jorge en plena preadolescencia los problemas ya existentes de comunicación se acrecentan. Además, para Carlos es inevitable proyectar en Jorge parte de los sentimientos negativos que tiene hacia Carmen.
Por otro lado, también seguimos los pasos de Carmen durante ese fin de semana. A las inseguridades que le rodean alejada de su hijo (y estando éste con su padre, del que sólo ve sombras) se une la lectura absorbente del manuscrito de Carlos. Carmen cree leer en el libro (una novela negra con un secuestro como centro de la historia) una medio de Carlos para revelarle algo: ¿sus intenciones ese fin de semana? ¿lo que nunca se ha atrevido a contarle? Para Carmen, la novela adquiere muchos más significados de los que aparentemente tiene, y acaba por decirle más de lo que el propio texto contiene. Como se puede leer en la novela, uno se acaba delatando con lo que interpreta sobre lo que no está escrito, por lo que la novela de Carlos acaba por convertirse en juego de luces y sombras donde uno cree ver en ocasiones al propio Carlos y en otros momentos lo que se atisba es el propio reflejo de Carmen a través del libro.
Y por último, está la novela, reproducida para nosotros, lectores de la historia en la que ese otro libro existe (y sólo existe en ella). Ahí la tenemos, sin el filtro de Carmen, abierta de par en par para nosotros para que saquemos nuestras propias conclusiones. O para que la disfrutemos sin más. Novela dentro de la novela, ese bendito placer.


Rafael Reig
No hace falta que os diga que el libro me ha fascinado. La narrativa de Reig es de altura, consiguiendo salir airoso de una historia poliédrica y difícil, donde la fina línea que separa la ficción de la realidad (la realidad entendida como realidad impuesta por la ficción) desaparece por momentos.

La historia es demoledora y nada condescendiente con el lector. Uno siente en mitad del libro que cualquier cosa puede pasar, que estamos en manos del autor y que no va a tener reparos en dejarnos tirados en la cuneta si soñamos con finales felices.
El libro retrata crudamente algunos asuntos como la comunicación, las relaciones paterno filiales desde el punto de vista del padre no ejemplar (quién se atreve a autodenominarse como tal), o la violencia como medio de expresión. Pero sin duda lo que me fascina del libro es esa novela, epicentro de la historia, su simbolismo, o el que Carmen - la lectora en la novela - le otorga. Esa metaficción tiene tantas posibilidades que no se si Rafael Reig es capaz de explotarlas todas. Es una experiencia que para un escritor debe ser doblemente difícil: escribir una novela dentro de otra (dos en realidad), y que parte de su novela principal consista en diseccionar, criticar, analizar con lupa su novela secundaria. Aunque hay numerosos precedentes en la historia de la Literatura, Reig ha conseguido transmitirme con este libro la sensación de la primera experiencia.
No me cabe ninguna duda. Me uno al club de incondicionales de Rafael Reig, a la lectura de su último libro - Un árbol caído - del que me han hablado maravillas, a su columna en el eldiario.es y a su imprescindible Hotel Kafka, ese espacio multicultural irrepetible y único donde sueñan y aprenden tantos futuros buenos escritores.






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