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La semilla perfecta, Íñigo Montoya y Marina Eiro Cañal (Pastel de Luna)

Éste es uno de esos libros que te encanta contar a tus hijos. Una historia bonita, sencilla y con trasfondo: 


Los niños del bosque se sienten tristes. El árbol donde viven está moribundo, y no queda otro como él. Por suerte, los niños guardan sus semillas: pequeños pedacitos de su ser, esperando germinar. Ahora solo necesitan encontrar la manera de hacerlas llegar hasta un buen lugar, en tierra fértil...

Portada de La semilla perfecta
Me encanta esta época de mi hijo, ya cumplidos los tres años, en que puedo comenzar a contarle cuentos con cada vez más letra y le observo embebido en la historia. Este cuento en concreto se le hizo muy ameno debido a la participación de varios personajes. Personajes niños, que como sabemos siempre les gusta por verse identificados.

Hay ciertos toques de humor, que a él le hicieron mucha gracia, y sobre todo mucha ternura. Pero sobre todo no hay que olvidar el mensaje, tanto pedagógico como de amor a la naturaleza, responsabilidad con nuestro entorno. Siempre viene bien libros de este tipo para ahondar en el espíritu ecológico, enseñar a los niños que la naturaleza está plagada de seres vivos a los que respetar y ayudar a crecer.

La parte pedagógica está desaprovechada con mi pequeño porque al ser aún un mico de tres años creo que no la ha entendido. Pero como seguiré leyéndole la historia irá comprendiendo un poco más cómo germinan las semillas, los distintos tipos… me encanta la historia para los niños que hayan iniciado las ciencias naturales, pues pone ejemplos de un modo muy ameno. Recuerdo esas lecciones de mi infancia y maravillarme ante las cosas que pueden hacer las plantas, me ha producido mucha nostalgia de esa época de aprendizaje.

Una de las preciosas ilustraciones del libro
Las ilustraciones ayudan a ese entorno de ternura, de paz, de sosiego que nos aporta la naturaleza.

Este libro se queda a vivir en nuestras estanterías, esperando que se abra muchas veces más y que nos traiga muchas más tardes de lecturas tranquilas y de asombro. Recomendado en estas frías tardes de invierno.


* Muchas gracias a Pastel de Luna por haber posibilitado esta reseña

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