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Pasado perfecto, Leopardo Padura (Tusquets)

Quería comenzar el recién estrenado año leyendo a Leonardo Padura, flamante Premio Princesa de Asturias de las Letras (cuesta acostumbrarse al estreno femenino del premio, ¿verdad?) y uno de los máximos exponentes de la literatura cubana actual.

Entre las numerosas opciones atractivas de su bibliografía, he escogido Pasado Perfecto, primer libro de la serie de novelas negras protagonizadas por el detective Mario Conde, escrito hace ya 15 años. Son ya ocho las novelas con Conde como protagonista, siendo Herejes (Tusquets) su última y exitosa publicación.
Portada de Pasado Perfecto


Pasado Perfecto es una novela iniciática, en la que el caso a investigar (la misteriosa desaparición de un alto funcionario del gobierno cubano) sirve de hilo argumental para conocer por primera vez al teniente Mario Conde.

La investigación a la que se enfrenta el detective supone para él un encuentro personal con parte de su pasado: Rafael Motín, el desaparecido, antiguo compañero de estudios preuniversitarios de Conde, Támara, esposa del desaparecido y antiguo amor frustrado de nuestro detective, el entorno que rodea a éstos.. A través de la investigación logramos conocer quién es Mario Conde, de dónde viene, cómo ha llegado a lo que es hoy día.

El caso - y ese buceo por el pasado de Conde-  también nos permite conocer los pilares de su actual vida (algunos muy relacionados con ese pasado): El flaco, su inseparable amigo, confidente, compañero de borracheras, Josefina, la madre de éste y casi una madre para el detective, su jefe, singular y con el que mantiene una relación afectuosa y tortuosa según sople el viento y el sargento Manuel Palacios, su Doctor Watson particular.
Padura, en su casa de La Habana
Mario Conde es un detective con el que enseguida se logra una complicidad que recuerda a otros célebres del género: fracasado, pesimista, borracho, sarcástico, con un fuerte complejo de culpa por errores del pasado, con frecuencia amigo del malvivir, escritor frustrado.. Cae simpático desde el principio, dan ganas de compartir con él una botella de ron, se le coge cariño.

Pero el universo que Padura recrea para Mario Conde es sublime por la ciudad donde vive el detective y donde todo ocurre: La Habana. La ciudad es absoluta protagonista junto a Conde de la historia. Ésta se nos presenta rica en matices, majestuosa, inconfundible para los que hayáis tenido el privilegio de visitarla: sucia y preciosa, el único lugar del mundo donde no es pobreza lo que parece pobreza sino una forma de entender la vida, donde todo pasa y parece que no pasa nada, donde todo huele, suena y se siente como un movimiento de cadera, el lugar que uno siente suyo sólo con pasearla. La Habana es un escenario donde los misterios a resolver por Conde adquieren un color único e irrepetible en el género. No encuentro, en resumen, una manera más original para adentrarse en esta maravillosa ciudad que con los derroteros del detective Mario Conde.
La Habana, escenario y personaje de las novelas de Mario Conde

He devorado Pasado Perfecto en un sólo día. Libros como este son el mejor ejemplo de perfecta comunión entre entretenimiento y calidad literaria. Como ya podéis imaginar, os recomiendo -si como yo, no teníais el gusto- sumergiros en la literatura de Leonardo Padura. Yo ya he puesto en la estantería de lecturas pendientes dos libros más suyos: Vientos de Cuaresma (la segunda historia de Mario Conde) y El hombre que amaba a los perros (el relato mitad ficción mitad histórico del asesino de Trotski, Ramón Mercader)
 ¿Os animáis conmigo?


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