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Sabrina, Dick Drnaso (Salamandra Graphic)


Cuando una novela gráfica trasciende los límites habituales del género y accede a otros territorios propios de otras disciplinas, tenemos que detenernos y analizar por qué. Es el caso de Sabrina, la propuesta gráfica del norteamericano Dick Drnaso que ha convulsionado el panorama literario mundial. Se trata de la primera novela gráfica nominada al premio Man Booker, uno de los referentes de la excelencia narrativa desde hace 50 años. Para contextualizar la noticia merece la pena enumerar a algunos de los premiados a lo largo de la historia del premio. Entre los galardonados nos encontramos a Penélope Fitzgerald, Coetzee, Kazuo Ishiguro, Margaret Atwood, John Banville o Julian Barnes.


Sabrina es la historia de una desaparición, la chica que da título a la novela. Pronto se descubre el motivo (traumático, mediático, perturbador) y el entorno de Sabrina se tambalea y se cuestiona su propia vida, el sentido de la misma y su capacidad para continuar.
En concreto, la narración gira en torno a tres personajes: Sandra, hermana de Sabrina y la última persona conocida con la que estuvo; Teddy, novio de Sabrina al que la desaparición le hace caer en una profunda depresión que se traduce en aislamiento e incapacidad de comunicación; y por último Calvin, amigo de Teddy, que acoge a este en su casa durante las semanas posteriores al suceso.


En Sabrina puede parecer que no pasa nada (salvo lo obvio). Nada más lejos de la realidad, es justo lo contrario. Los personajes principales se ven sumidos en un estado en el que imperan los silencios y las inacciones, pero es eso precisamente lo que refleja la situación en la que se ven sumidos y que escapa completamente a su control. De los tres personajes, el que más me ha impresionado es el de Calvin, el que aparentemente es el más alejado del drama principal. Ver cómo la vida de este personaje, aparentemente secundario, se tambalea y su propio drama personal se ve afectado por lo sucedido es un magistral reflejo de lo que sucede en nuestras propias vidas, donde lo externo nos influye y nos condiciona.


¿Qué hace especial a Sabrina con respecto a otras propuestas? ¿Por qué algunos se han atrevido a calificar Sabrina como la gran (por fin) novela americana? La pregunta solo soy capaz de responderla desde las entrañas, con las sensaciones comparadas que su lectura me ha producido: es la misma que cuando he vi por primera vez Mad Men, o cuando leo a Carver o a Philip Roth. El mérito de Sabrina es que logra capturar un trozo de realidad (la actual) que es tan difícil retener en el tarro de cristal de lo artístico. Creo que no existía la novela que con tan poco ha sido capaz de contar el mundo actual de exposición a lo mediático, de desorientación vital, de fake news y postverdad, de capacidad de autodestrucción de la realidad. Por eso creo que sí, que Sabrina merece incorporarse al debate de las grandes obras que nos muestran el reflejo de lo que somos aunque no pretendamos serlo.


De nuevo, y no me canso, aprovecho este humilde espacio para felicitar a Salamandra. Parecen empeñados en posicionarse como la editorial gráfica de referencia en el panorama editorial nacional, nada fácil, como hemos comentado en otras ocasiones. La publicación de Sabrina es probablemente el acontecimiento gráfico de los últimos años, y han sido ellos los responsables de hacérnosla llegar a los lectores españoles.

Acudid a Sabrina si queréis respuestas, si os gusta ver lo que no se suele enseñar de nuestra sociedad, si os gustan los libros que nos hablan sin texto y continúan días, semanas después de ser leídos. Sabrina está llamado a convertirse en un clásico literario de nuestra era que crecerá con los años.

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