Nuestra realidad es a veces tan
retorcida que los medios que empleamos para saber de ella no son suficientes, aunque
a priori lo parezcan. Ni el periódico suele ser el mejor medio para conocer lo
que está pasando exactamente en el mundo (al menos un solo periódico) ni la
mejor forma de saber cómo se encuentra tu vecino es preguntándole cómo está.
Mientras que en el caso de tu
vecino puedes averiguar más de él observando bien, fijándote en los detalles
(no entendáis esta reflexión como una incitación a espiar tras el visillo),
para la actualidad a veces es necesaria una mirada transversal, un análisis
sosegado que no siempre la prensa diaria dispone del tiempo y la distancia
necesaria para darnos. Y aquí los libros son nuestra tabla de salvación.
Pero no he venido aquí para
hablar de ensayos, hoy no. Hoy reivindico la ficción como gran medio para
llegar a la realidad, a veces mejor que la no ficción. La ficción, de hecho, a
veces es EL MEDIO, el que nos da la distancia y la libertad necesaria para
entender, para llegar donde nunca llega la noticia, incluso donde el análisis más técnico y
concienzudo no consigue rascar lo suficiente para llegar al fondo, a la sustancia del asunto.
Y como los ejemplos son el apoyo
perfecto para completar cualquier argumento, hoy traigo dos monumentos en forma de
libros que nos explican el funcionamiento de la política, de los políticos y en
concreto de la política y los políticos en la España de los últimos años. Porque
creo que la política es pura ficción, ciencia-ficción si me permitís ser más específico.
Y cómo me fascina a mí la ciencia ficción. Poneos cómodos:
Queridos niños, David Trueba
Que David Trueba escriba la historia de un asesor político durante una campaña electoral es una de las mejores noticias literarias del año. La historia de Basilio, el asesor sin escrúpulos que acompaña a la candidata del partido conservador a las elecciones generales durante toda una campaña electoral es la mejor novela sobre política que se ha escrito en este país en los últimos años, y da igual cuántos libros (muchos) sobre política se hayan escrito. Y es que no hace falta que Trueba utilice los nombres verdaderos de los protagonistas: él se los inventa y solo hay que establecer como lector los paralelismos justos para que Queridos niños sea tan verosímil como el mejor diario de campaña.
Si yo fuera diputado, no saldría a parlamentar con el libro de Ana Iris Simón (Abascal, no se puede ser tan obvio en la vida), saldría con Queridos niños, porque no hay nada mejor que reconocer a qué estamos jugando desde el principio. Mi aplauso y un lote de libros para el primer diputado que se atreva a ello. Prometo hacérselo llegar.
Como ya dije hace un tiempo, los
libros de David Trueba son para mi como los buenos amigos. Son el sitio donde
me gusta estar, al que me gusta ir, al que me gusta llegar. Es difícil igualar
la buena compañía y las buenas vibraciones que te da un libro de Trueba bajo el
brazo.
Primavera para Madrid, Magius
Hay que levantarse y quitarse el sombrero ante el Premio Nacional del Cómic de este año, que no puede ser más valiente y arriesgado (escribirlo, publicarlo y otorgarlo, las tres cosas). Magius ha escrito el que probablemente sea el mejor resumen de la corrupción en España de los últimos 15 años. Y lo que ha hecho parece muy sencillo: ha recopilado toda la información generada sobre algunos de los protagonistas recientes de las noticias que todos hemos podido leer en prensa, escuchar en debates de actualidad o ver en las noticias habituales de ámbito nacional y, como si de un notario se tratara, ha levantado acta en forma de cómic, rellenando algún hueco que faltaba, que no se nos ha contado.
No quiero contar nada que no deba, pero tenéis Google (o hemerotecas a
vuestra disposición) para saber qué se cuenta en Primavera para Madrid: Javier López Madrid, Villar Mir, El rey
emérito, Botsuana, Villarejo y Corinna, Frolián y el pequeño Nicolás y Arturo Fernández,
Letizia, el Compi Yogui, Esperanza Aguirre y el porcentaje de dirigentes de la
Comunidad de Madrid que han estado en la cárcel. Y luego sentaos a leer la
novela gráfica y olvidaos de todo lo anterior: Cualquier parecido con la
realidad es pura coincidencia.
He de decir que estoy convencido de que el premio nacional a la mejor novela gráfica del año se ha decidido en una
noche de copas en las que alguien retó a alguien con que no se atrevería a
elegir esta obra. No lo entiendo de otro modo. Y que
conste que creo que es una obra monumental e imprescindible, pero solo aviso. A
ver cuánto tiempo dura en las librerías.
Feliz semana y felices lecturas.
Prueba de funcionamiento.
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